RECUENTOS
Cuando acaba, el año nos empuja inevitablemente a hacer ciertos recuentos. Los años que llevamos a la espalda, los que hipotéticamente nos quedan. Las cosas que hemos hecho a su largo, las que no. Los rostros que se han cruzado en nuestro camino, los que hubiéramos preferido que no lo hiciesen. Las nuevas amistades, las que continúan desde siempre, las que ya no están. Los nuevos inquilinos de este mundo. Las horas que perdimos, las que ganamos. Los golpes, las sonrisas. Los kilos que se esfumaron, los nuevos que adornan nuestras cinturas... El inventario vital de todos los mortales todos los finales de año. Como el de los centros comerciales, con sus columnas del debe y el haber bien ordenaditas. Una cuenta atrás acelerada para poner los marcadores a cero y que , así, el primero de enero sea la parrilla de salida desde la que partir cargados de promesas, hechas de mudas palabras a estrenar. Para perder un año más cumpliéndolas. O no.
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ana -