Blogia
Néstor Mas

¿ALGO PARA ESTOS DÍAS?, EL SEÑORITO.

Era una escuálida anciana. Vestía uno de esos lutos perpétuos, con pañuelo en la cabeza y zapatillas blandas. En invierno apenas una chaquetilla mínima. La encontraba todas las mañanas en las escaleras a la salida de la boca del metro. Pedía por caridad a todo el que pasaba por allí, que a esa primera hora  éramos muchos. La original frase que utilizaba - y que iba modificando según fuera señor, señora o señorita quien pasase en ese momento- se convirtió  en la mejor de las formas de darme los buenos días. Confieso además, que los días que por algún motivo no la encontraba sentada en su escalera, la echaba en falta. Aprendí que tal vez la vida fuese lo que ella recitaba con entrañable entonación: "estos días". Para ella, sin duda era eso, estos días, los días siguientes, sólo los inmediatos. Su necesidad era mínima. Su meta, cercana. Nada más allá.

Hoy he salido, después de varios años, por esa misma boca de metro y ella no estaba. Ahora soy otro y trabajo en otro lugar, pero hoy ha vuelto a sonar su frase en mis oídos, justo cuando pisaba su escalera, la quinta, antes de alcanzar la calle.

1 comentario

ana a. -

Supongo que siempre eso, "estos días", es lo único que hay. Diría más: "estos momentos", "este momento". Nada más, apenas nada más. Hermoso relato.